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El sexo femenino y “curiosidades” cuando cae el sol

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Por Luis Racero

Cuando cae el sol, principalmente, durante el fin de semana, muchas personas suelen salir por la noche, ir a discotecas y tomar unas copas y bailar en dichos locales. El problema, muy grave a mi parecer, surge cuando observamos dos pequeñas curiosidades.

En primer lugar, respecto a la política de muchas discotecas, es frecuente oír y leer lo siguiente: “Chicas: entrada y consumición gratis; Chicos: entrada y consumición 7 €”, Chicas: entrada y consumición gratis; Chicos: entrada gratis,Chicas: entrada gratis; Chicos: entrada y consumición 7€”,Chicas: si venís 6 o más amigas, botella gratis” o, por ejemplo, “Chicas: si venís 6 o más amigas, cachimba gratis”. Observamos en los cinco ejemplos expuestos que la mujer siempre obtiene un trato más favorable; la cuestión es que puede haber una vulneración del artículo 14 de nuestra Constitución española: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Como bien sabemos, pueden establecerse diferencias por razón de sexo, pero siempre por ley y existiendo causas justificativas; es el caso, por ejemplo, de las menores exigencias a las mujeres en las pruebas físicas para ingresar en el Cuerpo Nacional de Policía. En este ejemplo, por regla general y por ahora, es obvio que la mujer tiene menos fuerza física que el hombre y, por lo tanto, la diferenciación por sexo puede estar justificada.

De todo lo anterior, podemos preguntarnos lo siguiente: ¿acaso hay alguna ley que prescriba el derecho de las mujeres a tener un mejor y económico acceso a las discotecas? Tampoco podríamos incluir en este caso la “discriminación positiva, pues, en todo caso, el hombre siempre ha tenido más problemas para acceder a una discoteca, ya sea porque le obligaban a pagar una consumición en la entrada del local o por la vestimenta o calzado.


El calzado del hombre es otro tema importante, pues también se encuentra a veces en los límites de la vulneración del citado artículo: aunque bien es cierto que las discotecas tienen normas sobre el calzado, las cuales hay que cumplir, obviamente, igualmente, se dan muchísimos casos en los que jóvenes, principalmente, no pueden acceder a los locales nocturnos porque no tienen el calzado adecuado, sabiendo, tanto dichos jóvenes como los porteros, que dentro del recinto hay personas con el mismo calzado que los que no pudieron entrar.

En segundo lugar, e íntimamente relacionado con la primera curiosidad comentada, los propietarios de las discotecas son grandes sociólogos y, por supuesto, grandes economistas. Expreso que saben mucha sociología y economía a causa del siguiente procedimiento fácil de observar: el empresario, aprovechando vestigios del machismo (el hombre es el que debe acercarse a la mujer), considera al sexo masculino como un “macho cazador” y, por lo tanto, dicho sexo sólo acudirá a sitios donde abunde el sexo contrario. A partir de aquí, todo es muy deducible: si las mujeres entran gratis a una determinada discoteca, los hombres, conocedores de que en dicho sitio habrá muchas chicas, irán a dicho lugar; igualmente, si no hay mujeres, los hombres irán a otro sitio (donde sí las haya). Como vemos, la conclusión es clara: si hay hombres en una discoteca (a causa de que hay mujeres), consumirán y algunas veces invitarán a las chicas, realizando un gasto económico; en cambio, si no hay mujeres, el hombre no consumirá, al irse a otro local nocturno, y, muy obviamente, el empresario reducirá sus ingresos.

Como se puede comprobar, es muy respetable que un chico quiera “ligar” con una chica dentro de una discoteca y que los empresarios de los locales nocturnos obtengan beneficios, pero lo que puede preocupar es que las discotecas propicien con sus políticas que al sexo femenino se le considere como un objeto: en palabras del DRAE, mujer “que es valorada exclusivamente por su belleza o atractivo sexual”. Al final, resultará que los referidos propietarios son también grandes biólogos, pues consideran que el sexo masculino irá allí donde haya, si me permiten la siguiente vulgaridad, carne para satisfacer sus deseos sexuales. Una cosa es el respeto a las normas y a la imagen de una discoteca, y otra cosa es que se utilice, aunque sea indirectamente, a la mujer como un instrumento que genera beneficios económicos.

Haciendo una pequeña reflexión final, ¿somos conscientes las personas, cuando se dice, muchas veces alegremente, que las chicas no pagamos/pagan, de por qué eso puede ser así? Obviamente, ¿quién va a querer pensar en eso cuando sale de fiesta a una discoteca?

Mis últimas palabras tenían que ser para la catástrofe del pasado doce de enero en Haití: seamos solidarios y ayudemos en la medida de nuestras posibilidades; el pueblo haitiano nos lo agradecerá a todos eternamente.



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